miércoles, 6 de mayo de 2009

Lo de Morante

Todo empezó cuando el Consejo de Ministros concedió este año la Medalla de Oro de las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordóñez (en adelante Fran), ese apuesto señor bajito que aparece a veces en la portada del HOLA, por su técnica «más estética, reposada y profunda en la actualidad» (jajaja). Paco Camino y José Tomás, también poseedores de dicho galardón, devolvieron entonces la medalla y escribieron con resquemor macho una carta al ministro de Cultura: «el concepto Arte del Toreo lo están ustedes degenerando tanto que ha llegado a los bajos fondos del Toreo» y que la decisión la tomaban «por vergüenza torera, de eso se trata». La verdad es que esa medalla que se da un poco de coña, pero siempre adorna a personalidades indiscutibles como Arturo Fernández, Joaquín Sabina, Victorio y Lucchino, Carmen Sevilla, Maruja Torres... O sea que no es para enfadarse. En FULMERFORD creemos que la única medalla bien adjudicada fue la de nuestro admirado Rosendo, pero nuestras rabietas tienen poco alcance y siempre damos la espalda a la oficialidad. De hecho nunca habríamos reparado en esta lid si no fuera porque Morante de la Puebla, el torero que más aprecio inspira en los autores de este blog, abandonó su rictus meditabundo y dijo con toda justicia que aquello era una vergüenza. PUES CLARO QUE SÍ, hartos estamos de tantos bajos fondos, de sentir tanta vergüenza y no enunciarla.


Esto despertó una trifulca barriobajera por un quítame allá esas medallas, cuando la testosterona apenas cabe en la taleguilla, malencarados “y tú más” y los clásicos “yo la tengo más larga”. Unos y otros amenazándose, insultándose, mentándose a las madres con torería.

La última en sumarse a este linchamiento, que atañe en parte a la alta sociedad, ha sido la duquesa de Alba: «Morante de la Puebla es tonto». Nuestra Cayetana, como pintada por Goya, Grande de España, defendiendo a su ex yerno. Es pizpireta y menorera, recordemos que su difunto marido, el finado ex jesuita, ya ponderó sus pezones a los que equiparó en un verso con sendos “granos de café”. Eso sí que es rock and roll. Desde Rubén no se escribía nada semejante.

El apoderado de Morante denuncia que Cayetano Rivera Ordóñez, hermano del vilipendiado Fran, ha impuesto un veto al genio de La Puebla. Y Curro Vázquez, apoderado de Cayetano contesta que quieren aprovecharse de la fama de los hermanos Rivera Ordóñez para salir en los medios. Buscan publicidad a su costa. Y añade: «A Morante también se le podrían decir que son una vergüenza muchas cosas que hace, como fumarse un puro en el callejón cuando están toreando los compañeros.» Y es que fumar en el trabajo es feo. Cayetano Martínez de Irujo, conde de Salvatierra, caballista y ex cuñado de Fran, escribe una enfadosa carta a lo más añejo que pudo encontrar –el diario ABC–, defendiendo a Fran y denunciando el «ejemplo deleznable de mal estilo y de inelegancia» de Morante. «La envidia es libre y Morante de la Puebla ha demostrado con sus declaraciones que es un pobre hombre resentido y despreciable, incapaz no ya de elogiar el éxito de un compañero, sino ni siquiera de guardar discreto silencio.» Y así todo el rato. Victorino defendiendo a Camino y José Tomás, Ortega Cano tomando partido por Fran.

Pues aquí vamos a romper una lanza por Morante de la Puebla, dejando a un lado los aspectos técnicos, que si torea al hilo, que si no se cruza, que si usa el pico, que si maneja mal la espada, que si por dónde coge la estaquilla de muleta… gruesa polémica que dirimir en una taberna con mostrador de zinc trasegando un morapio español.

Morante ha tomado partido, por la Belleza, haciendo honor a su toreo de verdad, defendiendo una camaradería de mártires insolados, como si el arte fuera un astuto ingrediente de la raza. Es otra cosa distinta de las hechuras diminutivas de José Tomás, con su apetito de muerte y la calavera transparente, aledaño del drama. Pero muy grande también.

Morante es una cosa postmoderna a pesar de sus aires belmontinos, un clásico inmerso en la era del toro comercial, una cosa entre kitsch y honda pero con lunares. Su verbazo senequista abruma al desprevenido: «Nací torero y no sé por qué. Supongo que será la tierra», nuestro torero es telúrico pero también punk. Dice que siempre estuvo como aparte, mientras los otros niños jugaban al fútbol él se inventaba sus sueños toreando de farol. ¿Cómo no simpatizar con él? ¿Quién no ha sentido ese gozo marginal leyendo con doce años Así habló Zaratustra mientras nuestros amiguitos daban patadas a un balón? Su teoría artística tiene su arraigo en la naturalidad, de la que según él nace el Arte. Es un romántico que sabe que la historia humana es la de la decadencia de la fuerza normativa de la naturaleza, que él aprecia. El artificio es antiartístico, «todo aquello que sea fingido se cae y se muere».

Morante siempre está aparte, en su Mundo Interior, como un poco idiotizado o en una digestión iluminadora, hasta cuando acaricia los gatos. «Yo continuamente estoy conmigo», dice como en un susurro, porque él no puede hablar durante más de cinco minutos sin pronunciar el emocionante sintagma, las palabras mágicas: «mi Mundo Interior», porque Morante está en sus adentros más que entre nosotros, en un lirismo aéreo más que en las cosas, aunque las raíces tensan su divagación y lo fijan –otra vez telúrico– y tiene que «volver pronto a su entonno porque si no es como la flor que se marchita. Siento la llamada de la tierra. Estoy enraizao», luego legitima su añoranza infantil, su suave peterpanismo andaluz citando a Picasso, pero lo mismo que te sale con un «sólo el amor y la muerte cambian la vida», y puede que haya dicho una perogrullada increíble, pero la dice lejos del Tíbet, donde esas cosas quedan bien, y te quedas como si te hablara el niño dios, porque Morante es un pensador, «me gusta pensar y a veces ese mundo interior me hace mucho sufrir», y escapa de esa introspección torturada y lírica «solventando y palante», y regresa otra vez a su Mundo Interior, porque lo de afuera es pasajero, engaño. Yo le entiendo perfectamente y sabe poner palabras a mis intuiciones, por eso le aprecio. ¡Artista!

Entonces va y la caga y dice: «Me gustaría torear como juega Zidane», pero se lo perdonas porque intuyes la carga existencial de su Mundo Interior.

Porque Morante tiene depresiones canallas que nos lo sustraen del ruedo, y entonces nos abrasa una como nostalgia de su Arte, su pellizco; la última depre lo tuvo apartado del toro durante dos años, «hasta me fui a Miami de médicos». Por lo visto a Miami va todo el mundo, a tratarse las pájaras mentales o a que te produzca un disco Emilio Stefan. Como dijo un periodista: los ojos se le empequeñecen de pronto, al hablar de ello. Y habla con hondura, con desgarro, «es algo de lo que no llegas a recuperarte. Todo el que ha tenido un problema mental lo sabe». Desde luego, dínoslo a nosotros, aunque nos arreglamos con la Seguridad Social para paliar nuestra melancolía. Y vuelve el cliché sin desmayo, el abusado ensimismamiento, su gran apología del Mundo Interior sin el cual no hay artista posible. Un seguidor se ha tatuado su cara en el pecho, no te digo más.

Hace unos meses concedió una entrevista a la revista Marie Claire que epató a los lectores pero que nos dejó perlas impagables y una súpersincera aproximación al Hombre. «Suele ir de chófer, pero hoy conduce su Mercedes vintage negro», y aunque tiene varias fincas «pertenece a un entorno obrero», añade para que no cunda el pánico. Pero el éxtasis fan llega después: «Por su físico clásico y de rasgos marcados podría ser el Ignacio de La sangre derramada, de García Lorca, pero su camisa de Paul & Joe, sus pantalones Versace Couture y su sombrero panameño traídos de casa lo sitúan rápidamente en 2008». Díganme que no mola. Morante no puede parar de molar. Morante es una mezcla de Bunbury y Marichalar que gusta de mezclar lo clásico con lo último, fan de esa cosa indefinible de Etro y sabedor de que cada prenda tiene su lenguaje. Coquetea con el barroco estragado mientras pasea su Mundo Interior por la marisma, donde rejonea o pasea con su sombrilla vintage, o se baña en el Guadalquivir con su camisa de Gucci. Se nos informa de que «juega al fútbol, boxea, cría gallos de pelea, tiene dos burros y le encanta la jardinería», como esperando componer con la enumeración una imagen carismática.

En Morante hay un arrojo que va desde la ropa a la conversación, no se detiene su torería. Cuadros harris, camisa de paramecios, corbata de punto, pashminas locas. Da gusto verlo en su barroco estragado, con el clavel reventón y los zapatos de jazz, en precario equilibrio entre la sastrería y el andalucismo, entre el dandy casticista y el tarambana de figón. Él puede permitírselo porque nace de su poderoso Mundo Interior, y aunque gaste una estampa de bohemio recalcitrante, de sevillita patilludo, tenemos vívida la imagen de sus verónicas, de su toreo hondo, de sus capotes de museo, los aladares de carbón vivo abajo en el albero en llamas y un ‘mi arma’ asomándose a los labios con arrobo. Cosas del duende. Morante lleva a España en el abdomen.

No pierde de vista las nuevas tecnologías y tiene una coqueta página web adornada con dibujos de Leonardo y una apartado, ‘Muy Personal’, por donde se derrama su Mundo Interior. Hay un montón de blogs que lo ensalzan, el fenómeno fans brota y prolifera, todo es poco porque Morante merece eso y más.

Y aunque moleste a la burguesía coñazo de la barrera que no entiende de toros, las socialités adictas a Fran y los linajudos acartonados de la Españaza que se lo quieren comer vivo, Morante está más cerca del Pueblo que del couché. Es uno de esos que lleva el pathos en el nudo de la corbata, montando la precaria solfa del duende con la pañosa, acariciando los arbustos como lo haría un adepto al tantra en Bután. Cómo nos gusta su manera españolísima de absortarse. Véanlo aquí y juzguen, porque un poco de Morante es mucho. Va por ustedes.

17 comentarios:

Mijaíl Suslov dijo...

Cualquier hombre que fume habanos, por hijoputa que sea (ejemplo: Churchill), merece nuestro respeto. Y además confiesa criar gallos de pelea, una actividad penada por ley. Qué tio.

Anonymous dijo...

Ay Clovis! para arte el tuyo! que lo mismo te da tenistas, toreros o campeonatos de rallies.

Me gustaría saber algo más sobre su vida sentimental. Crees que podrás contarnos algo de ella?

En cualquier caso, la "aristoracia" española es de un rancio casposo que dan ganas de exiliarse. Así nos va!

Anonymous dijo...

Vaya escrito sobresaliente, una lectura apasionada, sin parar de reir, fantaseando con una España ya imposible, mojando mi ropa interior, olvidando que soy un hombre. Dos orejas y UN RABO para Morante ¡TORERO!. Gracias.

MARY GUITAR dijo...

Clovis, leyendo este post me he reido mucho y mas siendo una fan de la fiesta, el toreo y los toreros, vamos que de milagro no me se El Cossío de memoria.

Las cornadas mediaticas las crean aquellos matadores que torean en ciertas plazas de toros, conocidas como papel couché y que devoramos con fruición y gusto...

Este post es digno para que hagas el paseíllo como te mereces, y vamos voy a sacar mi pañuelo blanco para que Presidencia te de las dos orejas y el rabo...

Ole que arte que tiene este bloguero, lo de Bunbury y Marichalar es la mejor banderilla de la temporada!

Un beso, Maestro!

Clovis dijo...

Gracias Pearl Guitar, no es para tanto. Sobre lo de los triunfos, desconozco con exactitud la anécdota, pero la primera vez que se concedió un rabo a un torero, a éste le pareció una asquerosidad y lo tiró. Yo además soy más de ostras que de caracoles.

MARY GUITAR dijo...

Ay Clovisin, ya está usted con el no es para tanto, la oportunidad de este post es gloriosa, ya que empieza la Feria de San Isidro con toreros toreros y toreros mediaticos...

Si quieres quedamos el 21 de mayo para ver torear al prota de tu post, y descubrimos su peculiar mundo...

Esa anecdota del rabo fue porque claramente se fijo que era mas grande que el de el, el dilema falico de siempre...

Me alegra saber que sea usted mas de ostras, ya que sirven de castañuelitas y animan mas que los caracoles, que son muy lentos y no llegan a ningun lado a tiempo...

Como siempre es un placer leerle!

Anonymous dijo...

http://tinyurl.com/ojc3sa

Clovis dijo...

¡Mejor así, colega!

Natacha dijo...

pero qué arte para poner fotos graciosas! y no sólo para eso claro.

besos!

Natacha dijo...

brutal!!

El Andariego dijo...

Una vez más el blog imprescindible.
Extraordinario.

Fernando dijo...

Impresionante post, soy novato en el aprendizaje de la tauromaquia, nunca me he acercado ella, más de lo que lo haría cualquier mirón despistado, pero desde que me invitaron , hace cosa de 2 meses, a una novillada en La Maestranza, descubrí la pasión y el arte que desprende este arte tan grande que enfrenta, como antaño, al hombre y a la bestia, y conociendo más a Morante creo que voy a empezar a profundizar en este mundo tan lleno de belleza y poesía.
Enhorabuena por el post.

La Reina de la Entropía dijo...

Clovis:

Su prosa, como siempre, me deja despatarrada y gozosa.

D.G.A.V.M.A.

Clovis dijo...

Muchísimas gracias Fernando, sus palabras me animan a continuar con esta aventura bloggera tan disparatada.

Es un honor recibir este billete de amistad y lujuria, querida Altair, ciertos paladares sólo despiertan a los matices de un caldo noble.

Anonymous dijo...

Aninimo

Sótano dijo...

Ole por el post.

trilceunlugar dijo...

Hacia mucho que no me pasaba por aquí.
Un placer leeros a los dos, pero esto de Morante...no tengo palabras...quedará para la posterioridad...marichalar-bumbury
jajaja

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