lunes, 8 de diciembre de 2008

La izquierda lírica

Hola, soy Millana, hola otra vez, aún y todavía.

Pues resulta que en Francia han encarcelado por actos de terrorismo a unos muchachos que según el Ministerio del Interior francés pertenecerían al “ultra izquierdista movimiento anarco autónomo”. Se les acusa de interrumpir el paso de un tren, que la única prueba que tienen los gendarmes es que bajo el nombre de Comité invisible habían escrito un poético manual llamado La Insurrección que viene donde el colectivo invita al pueblo a apropiarse del poder localmente, a liberarse del trabajo, a bloquear físicamente la economía y a destruir las fuerzas policiales. Todo esto redactado con mucho más aliento poético y esperanzador que mis torpes palabras de resumen.

Y es por eso que artistas e intelectuales de renombre han escrito manifiestos en su defensa, Público ha hablado de ellos en un artículo muy pop y laudatorio titulado con acierto Arte y Terror y el debate está en la calle, ahí tirado. Y en la academia refulgiendo.

Que después el libro se ha agotado, la llama se ha encendido, vuelve el espíritu de Génova aunque nunca se fue, la airada juventud sale por la tele y los foros vibran, el estado tiene a sus malos, la izquierda artística y académica tiene a sus mártires, se habla, opina, escribe y por lo tanto también se piensa en algunos casos.

En Mildred estamos en contra de estas detenciones, sé que hace falta decirlo, relajemos el rictus porque este no es el tema del que quiero hablar.



Leyendo sobre el Comité Invisible descubro que provienen de algo llamado Tiqqun, que según sus palabras es (intenten prestar algo de atención): el proceso de revelación de toda cosa como práctica ocupando su espacio en sus límites, es que cada acto, cada conducta, cada enunciado están dotados de sentido, en tanto que suceso (supongo que es muy necesaria esta puntualización), se inscribe a sí mismo en su metafísica propia. Muy bien, ellos además quieren inventar prácticas habitables para cuerpos con mundo, bueno no está mal, suena lindo e inquietante.

Además de escribir textos sobrecogedores, para proporcionarse la autosuficiencia, estos poetas de la revolución recomiendan entre otras cosas los diseños múltiples que consisten sobre todo en apropiarse de ayudas sociales fraudulentamente:

"Aparte del RMI (subsidio de desempleo francés) y las allocations (subsidio francés para el alquiler), la baja laboral, las becas acumuladas, el subsidio para partos ficticios, todos los tipos de tráfico, y todos los otros medios que nacen cada vez que cambia el nivel de control. No tenemos que defenderlos (los diseños múltiples), ni instalarnos en estos refugios precarios o preservarlos como un privilegio de iniciados. Lo que es importante cultivar, difundir, es esta natural disposición al fraude."

Tienen a un ideólogo estrella, un buen estudiante en academias de élite llamado Julien Coupat de 34 años que fue acusado como "dirigente de una estructura de vocación terrorista" y que puede ser encarcelado por 20 años. En Público le describen así, atiende: Julien Coupat, un superdotado capaz de olvidarse de comer y de dormir para seguir leyendo, funda la revista con el nombre ‘Tiqqun’. Con ella, retoma la reflexión post-situacionista.

Es interesante poner en duda la necesidad de comer y beber en pos de algo más elevado: leer, escribir, estudiar, departir y reposar. El instinto de supervivencia se subordina al frenesí por la lectura y su consiguiente acaparación de información libertadora.
Anular el instinto de vida para detenerse a pensar en la vida, interesante sí, pero esto ya lo he dicho antes.


Vengo constatando desde hace tiempo que muchas de las nuevas críticas que aparecen, ya sean post-situacionistas, neo-dadá o de otra índole nostálgica, se hacen sobre todo desde galerías o grupúsculos artísticos, entornos académicos y otros foros de entendidos, y da la impresión de no tener ninguna intención de salir de ahí, quedándose así suspendidos en un ensimismamiento estéril pero abigarrado de carga teórica y poético esteticismo.

En la elección, (y la elección es responsable, se puede entonces empezar a señalar y culpar, ¡háganlo!) el afán divulgador se bate contra el vanidoso afán de profundidad intelectual y siempre pierde. Y es cuando la divulgación se convierte en poesía mala y el contenido en forma reconocible sólo para los iniciados. El atisbo de pensamiento se orna y se expresa mediante símbolos y guiños de hermandad neófita. La idea se comunica únicamente a los que ya conocen la idea, puesto que la forma de comunicarla esta tan revestida de códigos empatizadores, de pruebas de afinidad, que resultaría imposible descifrarla sin antes haberse formado en las filas catecúmenas y haber tachado con letra primorosa, uno a uno, con avara y ordenada impaciencia, todos los ítems que contiene la lista de lecturas y filmes imprescindibles.

Antes de la guerra civil muchos anarquistas se jugaban la vida (y en el juego la perdían) yendo a fábricas y pueblos remotos a alfabetizar y a propagar las ideas libertadoras con un afán constructivo y de divulgación práctica, para ello amoldaban su lenguaje en función del entendimiento ajeno, buscando la trasmisión real demostrando así una exquisita y humilde generosidad que hoy nos hace llorar ¿qué hubiera pasado si se hubieran quedado sacando punta a la idea, ilustrándose y departiendo entre ellos mismos?

En el caso supuesto de que los nuevos pensadores quisieran desligar el discurso del patio afín para extenderlo a los otros, su lenguaje ya habría obtenido un manierismo tal que les supondría un verdadero hándicap comunicarse con intención de comunicar. Están completamente handi-capados.

¿Que pueden decir estos artistas y déspotas ilustrados al asalariado que paga los subsidios y becas que disfrutan sus libertadores y les permiten así pensar por ellos? ¿Que le dirían al "pueblo", a esa "civilización inmovilizada en su propio lecho" que al contrario de Julien Coupat, no ha sublimado aún la necesidad de alimentarse por la necesidad de estar afilado como un daga amenazante que apunta a los que nos oprimen?

Le dirían esto:

-Oye, singularidad, cuerpo con mundo, venimos a decirte que hay que parar las maquinas con la huelga humana para desacelerar el biopoder y la tiranía del sistema antropotécnico.

-¿Ein? -diría el oprimido, el ciego, el desinformado.

Pero por un momento imaginemos que el paria (tú) se apunta, una lengua de fuego aparece en su frente, se produce el milagro pentecostal de la glossolalia y por ciencia infusa infiere y asimila la prefijación foucaultiana, entiende la poesía, se contagia del espíritu colmado de futuro y contesta:

-¡De acuerdo, esto es insostenible, siento en mí la deserción interior! ¡A la revolución! ¡Acabemos de una vez con este estado policial, esta sociedad espectacular que nos sumerge en la astenia contemplativa y nos impide constatar la indignidad de nuestras existencias singulares! ¡Pongamos bombas, unámonos como el hecho comunitario que circula que somos y destruyamos las fuerzas policiales, acabemos con ellos!

-¡Eso no, singularidad!, pues debemos liberar el territorio de la ocupación policial, evitando cuanto sea posible el enfrentamiento directo.

-¿Eh?

¿Y cómo se puede hacer eso? Muy sencillo ignorantes, mediante happenings, manifiestos y exposiciones artísticas colectivas, street art, mail art, foros de debate, blogs y webs interdisciplinares, mailings intempestivos, acciones simbólicas "temibles como fusiles de asalto", huelgas en la uni, conciertos y recitales en centros ocupados o en espacios culturales públicos o privados, convivencias en granjas libertarias, seminarios, charlas, elaboración de libros comunitarios y anónimos que se publican en pequeñas editoriales hermanas.
Y lo que es más importante; redefiniendo el lenguaje antes de hablar y consiguiendo becas de centros de arte de cajas de ahorros, comunidades autónomas o universidades públicas.


¿Y cual sería el estilo literario del nuevo despotismo ilustrado (y artístico)?

Frases entrecortadas que ni empiezan ni terminan, divagación, listas y más enumeraciones y más puntos suspensivos, la vaguedad como estilo, deslizamiento de comas al azar, si escriben en castellano usarían construciones gramaticales de francés mal traducido, oraciones interminablemente subordinadas, gusto por lo inconcluso, respeto por el boceto, donde reside lo real, lo que asoma con pudor y se esconde, evocaciones siempre rácanas, en tanto que. El devenir y la inmanencia, el devenir y la inmanencia…

No concretemos pues concretar sería ofender la inteligencia del interlocutor, notre frère, notre partenaire dans la lutte, él nos entiende así, el símbolo basta, si diéramos más datos, si habláramos para todos, quizás le abochornaríamos innecesariamente.
Respetando siempre la perspicacia de nuestro lector hagamos belleza en el gesto de beligerancia ¡Todos juntos desde nuestra singularidad y subjetividad!

Sí, desde la individualidad de nuestra potencia de generación creadora esbocemos tenuemente imágenes, tan suaves y veladas que tiemblen. Disfrutemos de la opacidad, procurándola. Abrámonos paso sin machete y con extática fiereza, deleitándonos en el paseo, por la selva preferiblemente oscura de todos los conceptos que barajamos con soltura pero que sin embargo somos incapaces de comunicar, gocemos pues de la concatenación de amagos.

Un atisbo que pudiera ser de idea se sumerge en un intento que pudiera ser de literatura, chapotea y se atraganta (et meurt). Pero no lloren por la idea pues aunque esté muerta siempre nos quedará su significación inmanente.

Y todos sabemos que insinuar es mucho más sexy que precisar. De toda la vida.

Entonces recuerda, mi querida singularidad subjetiva a la vez que práctica, las enumeraciones nunca deben terminar: retazos, pecios, desideraciones, suspiros…No, alientos poéticos que terminan en gargajos, pero azules.


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